*Reseña leída en la ceremonia cívica organizada por el Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros, en el Parque Pavón.
Es
la entrada del llamado Ejercito Trigarante a la ciudad de México, la que se
considera como la fecha oficial de consumación del largo y complicado proceso
por el cual México obtuvo su libertad de la metrópoli española. Sin embargo,
para el imaginario colectivo es el 16 de septiembre, inicio del proceso, la
fecha que ha perdurado y se asocia con la independencia de México; poca ajaraca
se le hace al 27 de septiembre, aunque siendo realistas debería tener más peso
en las conmemoraciones patrias. Fue el de Agustín de Iturbide, un militar
criollo, el liderazgo más fuerte en la última fase de la lucha emancipadora de
la otrora Nueva España, una paradoja si consideramos que Iturbide fue uno de
los más temible caudillos que infringieron derrotas al bando insurgente. A este
se sumaron líderes de importantes sectores sociales de la moribunda colonia así
como algunos de los pocos combatientes insurgentes que habían sobrellevado la
causa como son Vicente Guerrero, Nicolás Bravo o Guadalupe Victoria. El acta de
independencia firmada un día después de la llegada del ejército de las tres
garantías dice lo siguiente: La nación
mexicana que, por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre el
uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido. Los heroicos esfuerzos
de sus hijos han sido coronados y está consumada la empresa, enteramente
memorable, que un genio, superior a toda admiración y elogio, amor y gloria de
su patria, principio en Iguala, prosiguió y llevo al cabo, arrollando
obstáculos casi insuperables. Habían pasado 11 años de conflicto y lucha,
atrás quedaban los Hidalgo, los Allende, los Morelos, los Matamoros y muchos
más, se había pasado de pensar en únicamente en el regreso de un rey venido a
menos, a fundamentar la idea de un país nuevo; herencia sin duda de la raíz
española y católica del novel país es el establecimiento de un imperio
mexicano, cuya efímera corona se ceñiría sobre el propio Iturbide. Si se pone
en perspectiva este momento histórico se deben reconocer los factores que contribuyeron
a que España no presentara una oposición más férrea a la escisión mexicana, sobre
todo su situación política y económica, por el otro la conveniencia de la
sociedad criolla, la cual detentaba el poder económico, mas no político de la
Nueva España y la cual vio la oportunidad de encumbrarse, y si no únicamente
basta echar un vistazo a las firmas del acta de independencia ya referida. Sea
como sea México nació, con muchas diferencias y desigualdades, muchas todavía
subsistentes pero emergió para contar una nueva historia; se lee en la ya
referida acta de Independencia: Restituida, pues, esta parte del Septentrión
al exercicio de cuantos derechos la concedió el autor de la Naturaleza, y
reconocen por inenagenables y sagrados las naciones cultas de las tierra; en
libertad de constituirse del modo que más convenga a su felicidad; y con
representantes que puedan manifestar su voluntad y designios […] La
pregunta que queda en el aire a 195 años de esta consumación es, si nuestros
representantes han manifestado la voluntad de un país para buscar su felicidad,
hagamos un rápido flashback en
nuestra historia y sobre todo habrá que pensar en la realidad en la cual
vivimos, y cada uno tendrá la respuesta más conveniente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario