*Reseña leída en la ceremonia conmemorativa por el centenario del acto heroico de Jesús Guarneros Gómez, organizada por las autoridades municipales y llevada a cabo en el Puente Viejo.
Después
de cuatro lustros que no han sido suficientes para desarraigarme de vuestros
gustos, de vuestras costumbres y de vuestra espiritualidad, os dirijo esta
carta para deciros al margen del hecho heroico que rememoráis para Gloria de
Jesús Guarneros, que todos vosotros, como un solo hombre, estáis obligados a
desarrollar una labor de cooperación inusitada que tienda -como tienden los
buenos esfuerzos del hombre que ama a los demás como a si mismo- a grabar, pero
indeleblemente, el nombre de vuestro héroe que es ya muy grande para la
humanidad.
Con
estas elocuentes palabras el Dr. Manuel Mazari, destacado médico morelense
radicado en la ciudad de México, inicia una proclama dirigida a los habitantes
del distrito de Izúcar de Matamoros, en referencia a reconocer el inusitado
acto de valor del joven Jesús Guarneros Gómez, el cual recordamos en este día,
en su centenario.
Cuando
escuchamos dicho nombre, lo primero que viene a nuestra mente en Izúcar, es la
calle así llamada y la cual corre paralela al río Nexapa; es muy probable que
mas de uno, sobre todo quienes viven allí, en algún momento se preguntaran con
respecto a la identidad de dicho personaje.
Sobre él
se hace mención en las monografías de nuestra comunidad elaboradas por
Silvestre Fuentes Bobadilla en 1970 y en la de Manuel Sánchez Cruz del 2004; el
primero retoma información del historiador poblano Enrique Cordero y Torres,
mencionando que Guarneros fue un niño de catorce años de edad que salvó la vida
de dos niños, en el río Atila (evidentemente se refiere al Nexapa) y quien como
aprendiz de panadero sostenía a su madre. Por su parte Sánchez Cruz, hace notar
el acto heroico del joven y agrega que para recordarlo el ayuntamiento cambió
el nombre de la entonces calle denominada de las Carretas por Jesús Guarneros
en el año de 1924.
Sobre la
fecha, ambos autores colocan el 5 de septiembre y esto se ha podido corroborar
con el acta de defunción de Guarneros, la cual pudimos localizar en el Registro
Civil de Izúcar, así como la partida de entierro presente en el archivo de la
parroquia de Santa María de la Asunción; se consideró pertinente hacer la
búsqueda para darle certeza documental a la conmemoración del acontecimiento y
sin duda aportó datos clave; conocer su segundo apellido Gómez, la edad real
que tenía Jesús, 16 años y que su nombre completo era José de Jesús.
Además,
se hizo una búsqueda en el Archivo Histórico Municipal, para tener información
complementaria y se localizaron cuatro documentos, tres de ellos del mismo año
de 1924 y los cuales clarifican el alcance del suceso fuera de Izúcar, pues uno
es del Congreso del Estado de Nuevo León, donde se pide más información sobre
lo acontecido al edil izucarense y el otro testimonio proviene de Sabinas,
Coahuila, refiriéndose a una cooperación para erigir un monumento al joven y
mandando recursos para ello, de parte de los alumnos de las escuelas primarias
oficiales de dicho lugar.
En
relación al monumento propuesto se localizó un ocurso del año 1929, dirigido al
presidente municipal de Izúcar, por parte del director de la Escuela Normal
Rural, donde pide que los recursos que se habían recolectado para el monumento,
se ocupen para obras de dicha institución educativa. Hay un testimonio más, que corresponde al
minutario de asuntos penales de la Agencia del Distrito de Izúcar, donde se
reporta de manera sucinta la muerte de Guarneros, ahogado en el río.
No hay duda que la acción heroica de este joven, fue no solo noticia de la comunidad izucarense, sino llegó hasta Puebla y la ciudad de México. Años después del funesto acontecimiento el periódico La Opinión de la capital poblana, en su edición del 5 de septiembre de 1929, lo recordaba, agregando información complementaria como los nombres y edades de los niños rescatados, Isidro y Carmen Avilez de 5 y 7 años de edad, así como el destino poco claro de los donativos que se dieron para el monumento y para la madre del finado, quien lamentablemente tuvo de que dejar Izúcar para irse a vivir a un poblado de la zona de Acatlán.
Prueba ineludible de ese trascender es que exista una escuela con su nombre en la ciudad de México y además, la escuela primaria del vecino municipio de Cohuecan, llevó el algún momento el nombre de Guarneros, como lo demuestran los testimonios de nuestro archivo municipal de la década de los veintes del siglo pasado.
Aunque hubiéramos querido reparar esa deuda
histórica del monumento para el héroe Guarneros, no fue posible, conocer su
fisonomía, pues no se pudo localizar alguna imagen o una foto, no obstante perpetuar
su nombre y su acción, lo hacemos al rendirle este justo homenaje, pues como
bien se en dice la proclama ya mencionada al inicio de esta reseña “… ese
inmenso Jesús Guarneros ya vive en la inmortalidad…
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