*Reseña leída en la ceremonia luctuosa organizada por el H. Ayuntamiento de Izúcar el 10 de abril de 2015 y después de la cual se colocaron ofrendas florales en los dos monumentos que del caudillo existen en nuestra ciudad.
Nació
el 8 de agosto de 1877 en el poblado de Anenecuilco, estado de Morelos; hijo de
Gabriel Zapata y de Cleofas Salazar, desde muy niño estuvo familiarizado con
las labores del campo. Un pleito debido a su fuerte carácter lo llevó a tener
que huir de su pueblo natal en 1897, para lo cual obtuvo trabajo en la hacienda
de Jaltepec, Chietla. Tras regresar a Anenecuilco comenzó a involucrarse en la
defensa de la tierra de su comunidad por lo cual sufrió la famosa leva,
incorporándose al 9no. Regimiento de Caballería en Cuernavaca; gracias a la
influencia de Ignacio de la Torre y Mier, yerno de Porfirio Díaz, fue liberado
del servicio y trabajó como su caballerango en las cuadrillas de dicho
personaje por casi un año. En septiembre de 1909 es electo presidente de la
junta de defensa de las tierras de su comunidad, cargo por el cual comienza a
tener relación con personajes inconformes con el régimen porfirista. Su primera
incursión política la realiza al apoyar al candidato oposicionista al gobierno
de Morelos, Patricio Leyva, no obstante el triunfo del cacique Pablo Escandón,
trajo represalias contra Anenecuilco y sus tierras. Con el levantamiento
encabezado por Madero y su Plan de San Luis, Zapata y otros líderes morelenses
acuerdan enviar a Pablo Torres a entablar negociaciones con el coahuilense.
Para 1911 Zapata con los demás líderes se lanzan a la lucha armada teniendo
como bandera la cuestión agraria; a Zapata le toca incursionar en el sur de
Puebla, para luego unirse con otros grupos en varios lugares de la entidad
morelense. El 16 de abril de 1911 los revolucionarios con Zapata a la cabeza
toman Izúcar, pero esta ocupación no duraría mucho. Sus desavenencias con
Madero hicieron que Zapata promulgara el Plan de Ayala el 25 de noviembre de
1911, en donde se sintetiza buena parte de su ideología y la de sus aliados. El
gobierno maderista lo combatió, mandando a militares de carrera para batirlo, pero
sin éxito. Mandó sus representantes a la Convención de Aguascalientes y al producirse la división entre Carranza y Villa,
optó por seguir con este último, con quien entró a la ciudad de México en
noviembre de 1914. Sus tropas se denominaban Ejército Libertador del Sur. En
ese mismo año la Convención de Aguascalientes hizo suyos los postulados del
Plan de Ayala, el cual también fue aceptado por el Ejército del Norte, pero las
relaciones con Venustiano Carranza quedaron rotas. Después de la toma de la
capital de la República por los constitucionalistas, Carranza encargó combatir
a Zapata al general Pablo González, y el 2 de mayo de 1916 dicho general
ocupaba Cuernavaca, que vuelve a manos de las fuerzas zapatistas para ser
tomada definitivamente el 8 de diciembre. Los zapatistas representaron un
obstáculo tan fuerte para el gobierno carrancista que recurrieron a un audaz
plan para deshacerse del caudillo morelense; dicho plan fue urdido por el referido
general González y el licenciado Luis Patiño, siendo el ejecutor del mismo el
coronel Jesús Guajardo. Guajardo le hizo creer a Zapata que desconocía a
Carranza, citándolo en la hacienda de Chinameca, municipio de Ayala, Morelos,
donde lo emboscó y asesinó el 10 de abril de 1919. A 96 años de su cobarde
asesinato el legado del llamado Caudillo del Sur sigue presente en muchos
pueblos y sobre todo en el sector campesino, el cual como en esos años continua
dando la batalla para subsistir en medio de la modernidad que no le da al campo
y a sus trabajadores el lugar que les corresponde y por el que Zapata siempre
luchó.
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