lunes, 23 de febrero de 2015

Reseña histórica por el CCIII Aniversario de la defensa de Izúcar, 1812-2015

Reseña leída en la ceremonia cívica organizada por el H. Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros el 23 de febrero de 2015.

La lucha por la independencia de nuestro país vivió dos momentos importantes en nuestra ciudad, uno fue la épica jornada del 17 de diciembre de 1811 la cual ya hemos recordado hace escasos dos meses, la otra tuvo lugar en esta fecha 23 de febrero pero de 1812. Pero hagamos memoria, nos trasladamos a la época en que la campaña del generalísimo Morelos seguía rindiendo frutos en el sur de la entonces Nueva España. El entonces virrey Venegas había formulado un plan para reducir el poderío insurgente, el cual implicaba atacar tanto Cuautla como Izúcar, siendo el encargado de realizar el ataque a la segunda el brigadier Ciriaco de Llano. De Llano llegó a la hacienda de Teruel con alrededor de 2000 hombres, en los que se incluían soldados incorporados en la villa de Atlixco, así como los famosos batallones expedicionarios Asturias y Lobera.
          
           La mañana del 23 de febrero el brigadier de Llano y sus huestes se presentaron en Izúcar, ocupando el cerro del Calvario, colocándose aquí la artillería que abrió fuego sobre ésta; por la tarde se formaron dos columnas con los batallones expedicionarios, las cuales bajo el mando de José Antonio Andrade, atacaron la villa por distintos puntos, pero sin tener éxito para tomar la plaza. Para continuar con el relato de este hecho bélico citamos lo mencionado en documentos del ramo Operaciones de Guerra del Archivo General de la Nación:

Al amanecer del 24, dispuso Llano un nuevo ataque, al mando del mismo Andrade. Las dos columnas de españoles del día anterior bajaron ahora reunidas y reforzadas  […]. El resto de la artillería se colocó en un punto que flanqueaba el pueblo, a tiro de metralla, para sostener el movimiento, en tanto que la reserva formada por la caballería y el resto de la infantería, se colocaba en las dos entradas del pueblo. En esta disposición se verificó el nuevo ataque en que fueron otra vez rechazados, aunque lograron incendiar dos barrios de los suburbios (el de Santiago y el del Calvario). Retirándose los realistas a sus antiguas posiciones y desde allí continuaron durante el resto de la tarde, y la totalidad de la noche, hostilizando a los insurgentes con la artillería […] No se atrevió Llano a dar un tercer ataque. A las 5 de la tarde del 25 de febrero, los realistas tenían ya 7 muertos, 20 heridos y 4 contusos.

Los 150 patriotas insurgentes comandados en esta ocasión por el padre José María Sánchez de la Vega y el capitán Vicente Guerrero y apoyados en todo momento por el pueblo izucarense, fueron demasiado para el impetuoso ejército de de Llano, quien optó por olvidarse de tomar Izúcar, sobre todo por la solicitud de apoyo del mismísimo Félix Calleja, quien para esos momentos asediaba Cuautla; el día 26 de febrero muy temprano los realistas simularon un ataque al pueblo con una parte de sus tropas, lo cual le permitió al resto de su maltrecha división seguir su camino para reforzar el sitio sobre Cuautla. Y así fue como de nuevo  nuestra heroica ciudad volvió a contribuir a la causa de la libertad, sobre todo con el decidido apoyo de su gente, hoy recordamos no solo a los grandes héroes de la independencia sino a aquellos héroes anónimos que ofrecieron su vida en esa épica jornada de febrero de 1812.

lunes, 2 de febrero de 2015

MARIANO MATAMOROS Y GURIDI (1770-1814)



Nació en la ciudad de México el 14 de agosto de 1770, siendo sus padres José Mariano Matamoros y Mariana Guridi. Realizó estudios en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco y se recibió como bachiller en Artes y Teología. Fue ordenado sacerdote en 1796. Ejerció como vicario en algunas parroquias hasta ser nombrado cura de la parroquia de Jantetelco (actual estado de Morelos) en 1807. De este lugar salió el 16 de diciembre de 1811 para ponerse a las órdenes de Morelos en Izúcar, donde al día siguiente tendría su primera participación en batalla, la cual fue victoriosa para las huestes insurgentes que con apoyo del pueblo izucarense derrotaron a los realistas al mando de Miguel Soto y Maceda. Participó en varios hechos de armas como el sitio de Cuautla, el cual rompió para ir por víveres en abril de 1812. Entre junio y octubre de 1812 formó en Izúcar una división, la cual adiestró, disciplinó, uniformó y le dio hasta una bandera y la cual para muchos historiadores se considera el primer ejército mexicano. Con esta milicia tuvo momentos brillantes para la causa de la Independencia como la derrota al Batallón Asturias en San Agustín del Palmar (cerca de Quecholac, Puebla) y la victoria sobre las tropas del criollo guatemalteco Dambrini en Tonalá, Chiapas. Fue nombrado segundo al mando después del Generalísimo Morelos, quien lo mandó llamar para atacar Valladolid, en diciembre de 1813, reuniéndose con él y otros jefes insurgentes en Cutzamala, México; pasaron después a Huetamo, Tacámbaro y Tiripitío en Michoacán. En Llano Grande, Matamoros fue encargado de conseguir el carbón suficiente para pintar las caras y  manos de las tropas que atacarían Valladolid (hoy Morelia). El 23 de diciembre de 1813, iniciaron el combate, pero fueron derrotados por los realistas al mando de Ciriaco de Llano y Agustín de Iturbide. Estos mismos jefes lo atacarían de nuevo en  Puruarán el 5 de enero  de 1814, cayendo  prisionero; se le condujo preso a Pátzcuaro, el 12 de enero. Tres días después llegó a Valladolid, en donde se le instruyó causa. No obstante la oferta de Morelos de ofrecer 200 prisioneros por su vida, don Mariano Matamoros fue fusilado el 3 de febrero de 1814, en el Portal Ecce Homo de la capital michoacana.