*Reseña leída en la ceremonia en el zócalo de la ciudad previa al ritual para la siembra de dos árboles representativos, un palo de zopilote por el lado americano y un olivo por el lado europeo.
De todas las crónicas que refieren la toma de Itzocan, la que hoy conocemos como Izúcar, la que permite inferir una fecha de este acontecimiento, es la tercera carta de relación que el conquistador Hernán Cortés, escribe al rey de España. En dicha misiva, firmada el 30 de octubre en la villa Segura de la Frontera (hoy Tepeaca), da cuenta de lo acontecido unos diez días antes en Itzocan, de allí la elección de este día para realizar este evento. Vale la pena citar lo referido por el extremeño pues permite darse una idea de cómo era en 1520 nuestra actual Izúcar de Matamoros:
Esta ciudad de Izzucan será de hasta
tres o cuatro mil vecinos; es muy concertada en sus calles y tratos; tenía cien
casas de mezquitas y oratorios muy fuertes con sus torres, los cuales todos se
quemaron. Está en un llano a la halda de un cerro mediano, donde tiene una muy
buena fortaleza; y por la otra parte de hacia el llano, está cercada de un
hondo río que pasa junto a la cerca, y está cercada de la barranca del río que
es muy alta [...] Tiene un valle redondo, muy fértil de frutas y algodón [...]
y allí es tierra caliente y cáusalo que está muy abrigada de sierras: todo este
valle se riega por muy buenas acequias, que tienen muy bien satadas y
concertadas.
El hecho de referir una ciudad nos lleva a pensar en la importancia del asentamiento, lo mismo que la afirmación de la existencia de varios templos, los cuales Cortés llama mezquitas. Previo al ataque de Itzocan, los aztecas, quienes en años previos habían dominado Itzocan por su posición estratégica, ya habían mandado una importante fuerza guerrera a defender la población. En palabras del soldado cronista Bernal Díaz del Castillo la toma de Itzocan fue difícil; en la carta de Cortes ya referida, se anota que la ciudad fue tomada a las 10 de la mañana, por cerca de 120 mil hombres (entre tlaxcaltecas y huejotzincas y pocos españoles) contra 60 mil defensores y que mujeres y niños habían sido desalojados.
El historiador norteamericano Prescott en su historia de la conquista de México, pondera la defensa valerosa que se hizo de la ciudad y que las tropas aztecas fueron acorraladas hasta el río Nexapa, donde intentaron detener a los atacantes, destruyendo los puentes que había, pero sin mucho éxito. Por su parte el cronista López de Gómara, acota que los templos de Itzocan fueron quemados y que tras el triunfo Cortés liberó a dos presos itzocanos y mandó a decirles a los que habían huido que podían regresar y serían perdonados, lo cual sucedió a los tres días.
Tras el retorno de la población es el propio Cortés quien toma decisión para el gobierno de Itzocan, para lo cual este queda en 3 principales, uno de Huaquechula y dos de la propia Itzocan. Además, durante la estancia en la antigua Izúcar, Cortés recibiría la adhesión de varios pueblos de la Mixteca, que se debe acotar no era la región izucarense, la cual se le denominaba como Coatlalpan. La toma de Itzocan, fue el cierre de la pinza del plan de Cortés, pues con ella prácticamente tuvo controlada la provincia tributaria de Tepeaca y tras esto regresó a su aliada Tlaxcala para preparar el ataque final sobre México-Tenochtitlán.
En este día recordamos esta toma, pero a la par el encuentro de dos culturas y de dos mundos totalmente distintos, un hecho histórico que a 500 años sin duda deber analizado con los aportes de ambas partes y que en unos momentos más, con un acto simbólico de siembra de árboles, también pasará a la Historia.