*Publicado en Cofradía de Identidades, Números 16-17, Año V, julio-agosto 2014/sep-oct 2014, Consejo de la Crónica del Estado de Puebla.
El origen de este templo parroquial se
remonta al momento en que los destinos de la entonces diócesis de Puebla de los
Ángeles, eran dirigidos por el obispo y beato Juan de Palafox y Mendoza; fue entre 1640 y
1649, cuando este prelado ocupó la dignidad episcopal angelopolitana, tiempo en
el cual pudo visitar gran parte de las parroquias que formaban la diócesis, que
en ese momento tenía un territorio vasto, incluyendo nuestro Izúcar que visitó
en 1644.
Un aspecto relevante de la gestión de
Palafox fue el proceso de “secularización” de las parroquias; en pocas palabras
este proceso consistió en quitar a los religiosos de las órdenes franciscana,
dominica y agustina, la administración parroquial que tenían hasta entonces. En
el caso de Izúcar, la parroquia estaba a cargo de los padres dominicos quienes habían
llegado a la región por lo menos desde 1533 para evangelizarla.
Como era de esperarse los religiosos opusieron
resistencia a la disposición palafoxiana, la cual tenía fundamento en decretos
reales, generándose un fuerte conflicto; ante este panorama Palafox
se dio a la tarea de fundar nuevas parroquias en pueblos donde existían frailes
con funciones de curas, como sucedió en Izúcar con la parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción. El Archivo Parroquial de Izúcar (APIM) resguarda un
documento que da fe de la erección de esta nueva parroquia en 1641; allí se
asienta el nombre de los curas nombrados por el Racionero de la catedral
poblana Juan de Merlo, a nombre del obispo Palafox, se trata de los bachilleres
Diego Bautista Rodríguez y Juan Hurtado de Quiroz.
Si uno observa en algunos lugares de
Puebla como Tepeaca, Cholula o Huejotzingo, notarán que existen en la plaza dos
iglesias, una de las cuales se encuentra asociada a un antiguo convento. Pues bien
esto se debe al proceso de secularización ya comentado; en el caso de Izúcar,
en la plaza mayor o zócalo, en su costado oriente se ubica el templo parroquial
de Asunción, sin embargo la parroquia de origen dominico no está en la plaza
sino unas calles al sur, pero responde al mismo patrón; un caso similar al de
Izúcar es Tecamachalco donde el templo conventual de origen franciscano tampoco
se ubica frente a la plaza principal.
El cronista izucarense, Manuel Sánchez informa
que antes de edificarse la parroquia de españoles, estos ocupaban como
parroquia el templo de Santiago Apóstol, Santiaguito, el cual
correspondía al barrio de Santiago Mihuacán . Con la disposición palafoxiana
Izúcar tuvo a partir de 1641 dos parroquias que en documentos posteriores se diferenciaron
como el curato de españoles (Asunción) y el de naturales (Santo Domingo); por
si hubiera alguna duda de esto tanto en documentos del archivo parroquial como
en censos levantados en la diócesis aparece tal distinción.
El diario del obispo Palafox informa
que cuando hizo la visita pastoral a Izúcar en julio de 1644, el cura era el
licenciado Jacinto Calderón, quien estaba asistido por los licenciados Nicolás
de Nava y Diego López de Nava. Ya para la época de la guerra de Independencia
este templo fue testigo de la primera celebración por el inicio de la lucha
independentista en Izúcar, la cual consistió en dos misas solemnes los días 16
y el 17 de septiembre de 1812, las cuales fueron promovidas por don Mariano
Matamoros, quien participó en la celebración al lado de su estado mayor.
Fue hasta 1904 durante el episcopado de
don Ramón Ibarra y González, cuando las dos parroquias izucarenses se unieron
en una sola, quedando con el título de Santa María de la Asunción; en 1907 el mismo prelado
vino a bendecir las obras de restauración del templo. El 13 de agosto de 1926
se entregó el enrejado y el trabajo de cantera en pisos y escalinatas, lo cual
fue patrocinado por las colonias libanesa y española; testimonio de ello son
las placas ovales de mármol que todavía se pueden ver en la barda atrial, las
cuales tienen el nombre de los donantes. Con la llegada a Izúcar del cura
Arturo Márquez Aguilar, el templo parroquial sufrió una importante remodelación
en su interior, esto fue en 1945, la cual le dio la fisonomía que hoy tiene.
Por las características arquitectónicas
del inmueble, este puede asignarse al siglo XVII; el edificio tiene una planta
de cruz latina, a la cual se le agregaron capillas laterales (dos en cada
lado). Su fachada consta de dos cuerpos, teniendo ambos pilastras dobles
flanqueando un paño central; en el caso del primer cuerpo este tiene un arco de
medio punto que da entrada al recinto y en cuanto al segundo el elemento
central es la ventana coral en forma de óculo, bajo la cual hay un nicho vacío;
tanto los paños centrales como los intercolumnios y las enjutas del arco de
entrada presentan decoración trabajada en argamasa. El reloj que se ubica
encima de la ventana coral data de 1864. El interior en la actualidad es más bien
neoclásico, producto de las remodelaciones que ha sufrido tanto desde el siglo XIX
como en la segunda mitad del XX.
Por un inventario del siglo XVIII podemos tener una idea de
la fisonomía que tuvo el templo antes de la llegada de la moda neoclásica; en
dicho documento se menciona la existencia de retablos de madera estofada, de
los cuales el del Altar Mayor constaba de dos cuerpos y remate, teniendo las
esculturas de la Asunción, San Felipe Neri, San Cayetano, Santo Tomás, San
Carlos, San Pedro y San Pablo así como tres pinturas en el segundo cuerpo; este
retablo debe haber sido una obra destacada y se menciona fue hecho de limosna por
el Licenciado Félix Pérez Delgado con una ayuda del entonces párroco Tomás de
la Higuera y siendo su costo total de 1100 pesos; el referido licenciado Pérez
fue un clérigo, dueño del ingenio de San
Nicolás Tolentino en la segunda mitad del siglo XVII. El templo además tenía
retablos dedicados a Jesús Nazareno, la Inmaculada Concepción, otro de la
Asunción, San José, Altar de Ánimas y el de la Soledad que se encontraba en una
capilla.
En la actualidad considerando las
características de las imágenes todavía con culto, podemos suponer como parte
de lo mencionado en el inventario la imagen de la Asunción que se encuentra
recostada en una urna, en el brazo izquierdo al presbiterio (en el inventario
se menciona una imagen de la Asunción en su
sepulcro y con bidriera) y la
escultura que hoy día se venera como el Divino Preso, ubicada en un nicho,
entrado al templo a la izquierda (este nicho era originalmente la entrada al
bautisterio que hoy día es un salón de actividades parroquiales), la cual
seguramente era la que se enlista como de bulto en el altar de Jesús Nazareno donde
también había un lienzo.