domingo, 15 de mayo de 2016

Un poco sobre la Historia y devoción de la Virgen de la Luz en Izúcar de Matamoros


La imagen conocida con este nombre tiene su origen en Palermo, Italia, donde fue pintada siguiendo las instrucciones de una famosa mujer piadosa que tuvo una serie de revelaciones, esto alrededor del año 1722; fue el sacerdote jesuita Antonio Genovesi, quien pidió a dicha mujer intercediera ante la virgen para pedir la inspiración divina. Fueron los jesuitas quienes difundieron la devoción, por lo cual se rifó la imagen entre las diferentes casas jesuitas de América, siendo la ganadora la de León, Guanajuato, en México, esto en 1732.  La llegada de la devoción a tierras izucarenses se atribuye a la familia Martínez, precisamente originaria del estado de Guanajuato, quienes al parecer trajeron la imagen a finales del siglo XIX; de acuerdo al cronista Manuel Sánchez esto sucedió en 1876 y fueron ellos quienes costearon la elaboración de la pintura.



Cabe mencionar que el templo actual en su origen fue la capilla de la Tercera Orden Franciscana; dicha tercera orden por ser para laicos no implicaba necesariamente que tuviera un convento anexo, como supuso el cronista Manuel Sánchez; si consideramos algunos elementos arquitectónicos de la fachada y el campanario se pueden considerar el edificio como de estilo barroco y del siglo XVIII. Si bien sabemos que el 9 de agosto de 1931 la capilla fue consagrada a la Virgen de la Luz por el entonces Arzobispo de Puebla, don Pedro Vera y Zuria, ya desde años antes había cambiado el patronazgo del templo, toda vez que en un inventario de 1917 ya se cita como templo de la Luz y ya se enlista la imagen de la virgen con su marco dorado; precisamente testigos del referido documento son el señor Eduardo Martínez y su hijo Vicente Martínez, cuya familia dedicó muchos años al cuidado y aseo de la capilla.



En el atrio del templo estuvo por muchos años el busto del general José María Pavón, quien fuera Prefecto de Izúcar a mediados del siglo XIX (autoridad equivalente al presidente municipal), pero al realizar obras en la capilla en tiempos del cura don Arturo Márquez, este monumento quedó enterrado; seguramente algunas personas recordaran la cochera que se abría en el lado sur de la entrada del templo, en donde guardaba su auto el padre Márquez. Hasta hace algunos años la fiesta de la virgen era sencilla, pero a partir del entusiasmo del Padre Ricardo Rodríguez, actual vicario parroquial de Santa María de la Asunción, con el apoyo de varios laicos entre quienes se puede mencionar a la señora Etelvina González de Pavón, quien se ha hecho cargo del mantenimiento del templo, la festividad se ha hecho más grande y con variadas actividades tanto profanas como religiosas.